Uno puede esperar el regreso de Star Wars, de James Bond, o de la franquicia millonaria que sea. Pero, de vez en cuando, ver regresos de algo olvidado como Zoolander resulta tan satisfactorio. Sera por no tener expectativas o creer que las cosas no volverán a su sitio, pero estoy convencido de que cada pieza de Zoolander, la comedia icónica de Ben Stiller, forma parte de su esperada secuela.
Desde Derek Zoolander a Hansel y de Hansel a Mugatu, los personajes que queremos vuelven y la demente mirada al mundo de la moda se incrementa entre personaje nuevos y una trama tan tonta como la primera. En fin, el humor parece estar donde lo dejamos en el 2001, y con más de tres carcajadas en este avance, estoy convencido de que esta cinta no solo es algo que se creó en un par de años.